Hell Angels: No creo que haya un sector poblacional más proclive al puñetazo en la mesa para validar sus argumentos. Creados por excombatientes de la Segunda Guerra Mundial en paro, estos aguerridos señores rockeros son un ejemplo de impermeabilidad en sus convicciones y valores, los cuales pueden perfectamente pasar por beber calvados de tu cráneo si les llevas la contraria. Con dos cojones.

Rockabillys: Hace unos meses encontré a dos de estos muchachos discutiendo indignados que, a pesar de que ya tenían su carnet de socio de la Asociación Nacional del Rifle, no les habían dejado hacerse del Ku Klux Klan por Internet. ¿Hace falta decir algo más?

Manowar: Durante una entrevista, a la pregunta de qué opinaban sobre los homosexuales la respuesta de Joe DiMaggio fue “Mejor. Así quedan más tías para nosotros”.

George W. Bush: No como ejemplo en sí mismo, sino por canalizar las simpatías políticas de clásicos del género como Neil Young o Ted Nugent (este también miembro de la ANR). También es verdad que en el caso de este último el conservadurismo extremo es tan extremo que se convierte en protoecologismo y defensa de las especies animales para hacer sostenible la caza. Y no como deporte, sino como una forma de vida en la que se vive en tipis.

Los flipados del metal: Todos lo hemos sido en algún momento. Y evolucionamos. Pero aquellos que olvidan que el Rock es esencialmente un entretenimiento, un producto cultural o en el mejor de los casos una forma de vida no superior a cualquier otra, a menudo caen en el error de hacer de él una bandera por la que liarse a tortas, y lo único que se les puede aconsejar es eso mismo: Un par de tortas. Aquí el problema no viene por el Rock en sí, sino por la propia naturaleza y falta de humor del sujeto, que tan pronto se caga en cualquier cosa que se salga del Post Progressive Deathcore (si sólo es Progressive Deathcore es una mierda), como se jacta orgulloso de haber batido su propio record de pulsaciones de notas a la guitarra en una espiral pseudo deportiva que poco tiene que ver con aquello de lo que de verdad trata todo esto: Pasárselo bien. Si el metal no se hubiese cruzado en su vida seguramente habría pasado a engrosar esa turba vociferante y encabronada del fondo sur en un Getafe-Las Palmas.

El Black Metal noruego: En este caso su nivel de flipadura y de cerrazón ideológica y espiritual sobre Seitan está tan por encima de toda discusión posible que, más que las dos tortas anteriores, estos siniestros señores han pasado a jugar en otra liga y se merecen nuestra admiración por llevar a un extremo tan ridículo su picotismo, procurándonos tan gratos momentos y satisfaciendo nuestra curiosidad antropológica. Fliparse con algo es saludable y necesario. Fliparse demasiado es una garrulada. Pero FLIPARSE tanto es una vuelta de rosca más que se merece una ovación.

Los redactores de 100% Apocalypso: Como uno no está libre de pecado, y continuando con la autocrítica, aprovecho la tesitura para, primero, hacer algo de autobombo, y luego reconocer que tanto mi adláter como yo mismo somos unos talibanes cuando se trata de hablar del indie y su actitud del “todo vale” o los perroflautas buenrrollistas y su piojosa (y necesariamente rasta ¿porqué cojones?) interpretación de lo que es el mestizaje y las músicas del mundo. Pues no, musicalmente hay cosas que valen y cosas que son una puta mierda. Y suelen ser aquellas que nosotros digamos. Y punto. Pero esto, evidentemente, entra dentro del picotismo necesario.
Desde aquí les animo a que propongan ejemplos en los comentarios.
2 comentarios:
Fantástica foto de Boy George!
Yo opino como los Manowar
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