miércoles, 10 de febrero de 2010

Feminismo radical picoto I. El diccionario es mío y me lo follo cuando quiero.

Como Portrait ya enumeró en Picotismo re-visited, existen varios grados de picotismo. Lamentablemente la frontera entre, por ejemplo, el picotismo necesario y el denigrante es extremadamente fina, y suele cruzarse cuando la inercia de la queja con motivos justos e inapelables empuja a ésta más allá de sus propósitos iniciales. Desde las antípodas del picotismo, Woody Allen (protogafapasta emérito) recogió en “Bananas” lo absurdo de que los movimientos revolucionarios que han logrado derrocar a un dictador no tengan la suficiente lucidez para reconocer que han cumplido su papel y se retiren a tiempo para dar paso a los administradores moderados.



De la misma forma, cuando se han logrado buena parte de las reivindicaciones planteadas en la lucha por los derechos de la mujer, muchas de sus activistas, lejos de continuar trabajando en aquellas parcelas en las que sus cojones (con perdón) son todavía necesarios (que a pesar de todo son muchas) se han dedicado por el contrario a tocar los ídem en un vano intento de detener el curso de las mareas a base de tortas. Sí, estoy hablado de los miembros y las miembras.



Quien entienda que la lengua española es machista porque incluye el género neutro en el masculino, además de no entender lo que significa el concepto “economía lingüística” tiene un serio problema de desarrollo psicológico al otorgarle sexos a cosas que no lo tienen. Porque recordemos que “género” es una categoría gramatical que sólo se relaciona con el concepto “sexo” en tanto en cuanto los seres humanos, las personas y los personos, tendemos a antropomorfizar nuestra realidad. Los lapiceros no tienen colita ni las gomas de borrar rajita. Que las burócratas picotas pretendan haberse hecho con el control de la lengua española a base de decretos ley es una muestra más de cómo todas las actitudes tienden al nazismo cuando se les va la mano. Pero digo “pretendan” porque afortunadamente la lengua es de todos (suya también), y por mucho que estas encabronadas quisieran entrar en un pleno de la RAE con un chaleco de amonal por ser un campo de nabos (que lo es), los académicos se limitan a recoger los cambios cuando ya se han producido. Y si, en efecto, la lengua es machista y quieren cambiarla, la única posibilidad es que usen sus términos de forma nueva, en su vida privada y en el desarrollo de sus labores (con perdón de nuevo), como les salga del potorro (de su capacidad potórrica, quiero decir). En Valladolid los fans de Robértez ya estamos usando de forma general la expresión “de puta Maiden”. Y puedo asegurar que funciona: La gente lo está empezando a utilizar. Estamos extendiendo la palabra. Y sin ninguna acritud ni necesidad de crear el Ministerio de Asuntos De Puta Maiden, hoigan.


Fdo: Vaderetrocordero

5 comentarios:

Jorge Muñoz dijo...

Es una vieja reivindicación que comparto, señor Vaderetrocordero... Pero he llegado a la conclusión de que quien no quiere entender, no entiende. Y así seguimos, enmierdándonos por zarandajas.

vaderetrocordero dijo...

En este post quería hacer un doble juego: Utilizar la clásica queja picota contra las feministas para denunciar un hecho picoto en sí mismo.

Portrait dijo...

Juraría, amigo vaderetro, que este blog va a tirar por ahi. Picotismo necesario contra el picotismo denigrante.

Eso de denunciar con amor, se lo dejamos a Nelson Mandela.

Folks dijo...

Los que denuncian con hamor son gilipollas.

Ruboslav dijo...

¿De puta Maiden? Será cosa de extenderlo por la provincia vecina (esto es, León)

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